sábado, 17 de mayo de 2014

El Búho chico

Comenzaba una mañana de un día festivo e íbamos a recoger a mi amigo Miguel mi padre y yo, cuando llegamos a nuestro destinatario, empezamos a buscar nuestro objetivo, empezamos a caminar por la zona y de repente un gran aleteo nos asusta, era una torcaz, y nada mas andar 20 metros más se vuela el pollo de búho chico, total que seguimos andando con cuidado hacia la zona a la que se había acercado el pollo, sigilosamente, de repente oigo un ruido extraño, me giro y era Miguel que me llamaba porque él y mi padre habían visto una cáscara de huevo blanca, yo sin prestar atención continué, y hubo un momento en el que me pare gire la cabeza para mirar y ahí estaban unos ajos grandes, naranjas y llamativos que miraban hacia mí, les avise a mi padre y a Miguel pero no lo conseguían ver hasta un minuto después, el búho a todo esto permanecía inmóvil, lo único que movía la cabeza según desde que parte le mirases, y si te acercabas un poco habría mucho los ojos, era algo impresionante, pero a el no `parecía molestarle nuestra presencia, así que podeis imaginar la de fotos que le hicimos, tumbados por el suelo, de rodillas, buscando ángulos en los que le pudiésemos hacerle una foto sin molestarle y sin que nos tapase una rama. Fue una  experiencia inolvidable.

Al verlo, empezamos a tirarle fotos sin pensar y estaba bastante tapado, pero aun así la camara enfocaba al animal.


Tenía un tamaño bastante grande, las alas son más largas que la cola, y son bastante anchas, apenas abría los ojos, y tenía unas garras muy potentes y afiladas. 

Búho chico (ASIO otus)

 Búho chico entre ramas, yo me intentaba camuflar detrás de un árbol seco, lo que me dificultaba un poco el encuadre de la foto y el enfoque, pero al final salió esta foto, con un marco creado por las ramas de los árboles.

 Le hice alguna foto desde lejos para que se pudiera apreciar el lugar donde se encontraba y lo bien que puede llegar a camuflarse, desde el otro lado de ese árbol apenas se le veía, y fue donde lo encontramos, estaba camuflado con el tronco del árbol y le tapaban las ramas lo que le hacían menos visible aún.


Después me moví hacia la derecha donde tenía un mejor ángulo de visión mientras mi amigo Miguel seguía tirándole fotos, el búho miraba hacia él.

Y para terminar con esta experiencia nos dio unos segundos para hacerle una foto con los ojos abiertos al máximo, con esos ojos que penetran en tu mirada, y te quedas atontado viéndolos de la impresión que dan. Y con esto concluyo, uno de los mejores avistamientos de 2014, al búho no le molestamos en todo el tiempo, ni le espantamos.

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